Los cristalinos cursos de agua del Valle de Aosta se prestan a emocionantes actividades deportivas, como el rafting o el hydrospeed, pero seguramente no son aptos para nadar; tampoco los numerosos lagos alpinos, a menudo meta de espléndidas excursiones, son clasificados como aptos para el baño.

Para nadar y, tal vez, relajarse tras una jornada sobre los esquís, están a disposición diversas piscinas públicas cubiertas; algunas de ellas ofrecen también bañeras caldeadas (particularmente aptas para los niños) o estructuras para la sauna y el baño turco. A estas instalaciones se añaden algunas piscinas pertenecientes a establecimientos deportivos privados, a menudo hoteles, abiertos al público y con frecuencia vinculados a auténticos centros de bienestar.

En verano, es posible relajarse al sol al borde del agua en diversas piscinas descubiertas e inmersas en la naturaleza y a vecesa compañadas de equipamiento para otras disciplinas deportivas o para el entretenimiento de los más pequeños.