En un escenario de singular belleza, ante la montaña más alta de Europa, el Valdigne es una cuenca natural a los pies del Monte Bianco.

La naturaleza está siempre presente en este paisaje, un incontaminado ambiente montano con amplios espacios cuajados de glaciares, lagos y cumbres que superan los 4000 metros y donde se pueden admirar panoramas espectaculares.

Las montañas más altas de los Alpes: el Monte Bianco, el Rutor, le Grandes Jorasses, el Diente del Gigante, le Dames Anglaises, los glaciares del Miage y de la Brenva son un fantástico horizonte que cambia con las estaciones, ofreciendo escorzos inolvidables.

El agua en el Valdigne juega por todas partes creando sugerentes espectáculos, desde las cascadas de Lenteney y del Rutor al Cañón de Pré-Saint-Didier o a las decenas y decenas de lagos, los más famosos de los cuales: Arpy,  Pietra  Rossa, Bella Comba, Licony y Verney son espejos donde observar el cielo, mientras el del Miage asume tonalidades que pueden cambiar muchísimo dependiendo de la estación y del deshielo del glaciar.

Los dos jardines alpinos de Chanousia y Saussurea y el parque Abbé Henry atraen a los apasionados de la flora alpina con sus innumerables variedades de especies vegetales.