La cadena del Monte Rosa, en la frontera con Suiza, se extiende desde el Paso del Théodule al Paso de Monte Moro en el Valle Anzasca, comprendiendo un buen número de cumbres que alcanzan los 4000 metros de cota. Entre éstas, las más conocidas son la punta del Breithorn (4165m), el Polluce (4092m), el Castore (4228m), el Lyskamm oriental (4527m) y el occidental (4480m) y la Piramide Vincent (4215m).

Entre los principales glaciares recordemos el del Felik, el de Indren, el de Verra, del que nace el torrente Evançon en Val d'Ayas y los glaciares del Lys, de los que nace el homónimo torrente que recorre el valle de Gressoney.

Los valles del Monte Rosa, como muchos otros en Valle de Aosta, son de origen glaciar y presentan la característica sección en forma de U: en la entrada resultan estrechos e impracticables para después abrirse en amplias y verdes cuencas donde bosques de latifolias, de alerces y abetos dejan paso a las praderas alpinas.

La presencia de los grandes glaciares ha consentido la formación de numerosos lagos, pequeñas perlas que adornan el paisaje y que constituyen la meta de muchas excursiones. Por citar algunos: los lagos de Pinter, el lago Perrin, el lago Blu de Verra, los lagos de Palasinaz, los lagos de Frudière en el Val d'Ayas o, en el valle di Gressoney, los laguitos del Salero, y los laguitos del Nétschò.

De fácil acceso, el lago Gabiet en Gressoney-La-Trinité y el lago Gover, en Gressoney-Saint-Jean.

El lago de Villa, en Challand-Saint-Victor (Val d'Ayas),  desde 1982 constituye una reserva natural donde crece espontáneamente la ninfea blanca, rarísimo espectáculo para el territorio valdostano.