Para la ocasión, la zona frente a la iglesia parroquial es invadida por puestos donde se exponen y venden objetos de madera, piedra, hierro batido y elaboraciones tradicionales en cuero y tejidos, para que los turistas y visitantes puedan apreciar los productos de la artesanía típica valdostana.
En el caso de la artesanía valdostana de tradición, el binomio hombre-naturaleza está intrínseco en el factor montaña, con todas sus contradicciones. Por un lado, los paisajes maravillosos, los bosques, las cascadas y los pastos floridos; por el otro, la naturaleza difícil de «domesticar», el frío, el hielo, los precipicios y las rocas puntiagudas.
La artesanía surge en este territorio fascinante, con rasgos sublimes, al que hay que añadir el inmenso patrimonio de conocimientos, técnicas, leyendas y creencias de la «civilización alpestre». En efecto, si se pretende acceder al mundo de la artesanía tradicional, es necesario profundizar en su tierra, sus orígenes, sus legados.