Entre las fiestas populares del Valle de Aosta que atraen a una gran cantidad de público no solo regional, figura la “Bataille de Reines”; las “reines” (reinas) son las vacas que, gracias a su producción de leche, suponían el eje principal de la economía agrícola desde tiempos remotos. La tradición, que, según algunos, se remonta nada menos que al siglo XVII, se repite cada año e incluye diecinueve eliminatorias en varios puntos del Valle (ocho en primavera, seis en verano y cinco en otoño) hasta llegar a la final, que tiene lugar todos los años en la Arena Croix Noire de Aosta. Se trata de verdaderos combates organizados por los criadores con motivaciones, por así decirlo, competitivas; conviene destacar que se realizan, al igual que en tiempos pasados, para mejorar la raza, promover la agricultura y rendir homenaje a las tradiciones, el folklore y el turismo.
Se trata de batallas incruentas e instintivas para las vacas cuya finalidad es establecer la jerarquía del grupo eligiendo, de forma natural, a la “reina”.
Este combate entre reses inspiró en 1858 al poeta dialectal Jean-Baptiste Cerlogne, que lo describió admirablemente en el poema “La bataille di vatse à Vertosan”.