El principal centro turístico y cultural del Valle de Aosta dedica una exposición a uno de los más importantes fotógrafos del siglo XX: Robert Doisneau.
Robert Doisneau. Icônes, a cargo del Atelier Robert Doisneau de París y de la Asociación Fuerte de Bard, presenta una nueva selección de fotografías realizadas por el gran artista francés a lo largo de su extraordinaria carrera.
El hilo conductor del recorrido es la iconicidad de las imágenes, las que mejor han sabido conquistar el imaginario colectivo y al gran público, empezando por el célebre beso de 1950, Le baiser de l’Hôtel de ville.
Doisneau se define por sus retratos y su extraordinaria capacidad para explicar la realidad en su cotidianidad, un exponente de la fotografía humanista. Y es él, mejor que nadie, el que ha inmortalizado los mitos y los iconos del París del siglo XX, capturando en su totalidad su fascinación. Atravesando la Ciudad de la Luz, desde las orillas del Sena (Pont d’Iéna, París 1945) hasta las periferias obreras (La poterne des peupliers, 1934), ilustra el París de los enamorados (La dernière valse du 14 juillet, 1949; Baiser Blotto, 1950), el de los bistrot (Mademoiselle Anita, 1951), el de los talleres de moda y el de los niños de la calle (Les enfants de la Place Hébert, 1957; Les frères, 1934; L’enfant Papillon, 1945) y el de los escolares (L’information scolaire, 1956), regalando un monumental fresco de París y de los diferentes París, inmortalizando los aspectos más curiosos y las contradicciones de la sociedad francesa. Los temas que lo han hecho célebre en todo el mundo son los niños y los enamorados. Se exponen también los retratos de personalidades como Picasso, Giacometti, Prévert (Les petits pains de Picasso, 1952; Giacometti dans son atelier, París 1957; Prévert au guéridon, 1948).
Junto con Henry Cartier-Bresson se considera uno de los padres fundadores del fotoperiodismo en la calle. En el centro de su fotografía se sitúa el ser humano con sus emociones, a menudo captadas en momentos surrealistas que se presentan en la vida cotidiana (Le regard oblique, 1948; L’enfer, 1952). En sus fotografías, Doisneau utiliza el registro irónico combinándolo con el poético. Su habilidad única para captar las emociones procede de su capacidad para sumergirse totalmente en la realidad que le rodea, de tal manera que le gustaba definirse poéticamente como un pescador de imágenes en oposición a los fotógrafos cazadores.
La exposición del Fuerte de Bard se completará con una entrevista inédita a las dos hijas del artista, Annette Doisneau y Francine Deroudille que, en el apartamento donde Robert Doisneau trabajó durante más de 50 años, han creado un taller donde se conservan más de 450.000 negativos. Además, se expondrán algunas imágenes impresas en gran formato, la fidelísima maqueta del taller del fotógrafo de Place Jules Ferry, 46 en Montrouge (París) realizada por su nieta Sonia Arnstam, una selección de citas del fotógrafo y algunos vídeos.