Una etapa repleta de propuestas históricas que van desde la época medieval hasta la romana atravesando viñedos, altiplanos, arroyos con gargantas impetuosas y pueblos detenidos en el tiempo.

Después de cruzar el pueblo de Villeneuve, se asciende en dirección a la sugerente iglesia de Santa María con su pila bautismal que data del siglo V d.C. bajo la enigmática mirada del castillo de Châtel Argent.

Una vez pasada la localidad de Chavonne se llega a la aldea de Issogne desde la que se asciende hacia la localidad de Camagne desde donde la vista se abre tanto hacia el fondo del valle como hacia el curso del arroyo Grand Eyvia en su descenso desde el valle de Cogne.

Desde aquí se continúa por un camino con vistas panorámicas, conocido también como el “camino de las mariposas” que, después de pasar una cascada, conduce, entre especies vegetales autóctonas, hasta el extraordinario puente-acueducto romano del Pont d’Ael, una obra maestra de la ingeniería hidráulica del siglo I a.C., en la actualidad magníficamente musealizado y revalorizado. Se trata de una zona no solo de enorme interés histórico y arqueológico, sino también naturalista gracias a la presencia de más de 96 especies diferentes de mariposas.

Desde el pintoresco pueblo de Pont d’Ael se continúa hacia la localidad de Ozein, auténtico oasis de historia rodeado por una naturaleza exuberante, conocida también por la favò, una sabrosa y reconstituyente sopa de la tradición local elaborada a base de habas.

Desde aquí se desciende en dirección a Champlan y, entre bosques y llanos, se regresa al fondo del valle a la altura de Aymavilles.