Viniendo del Bajo Valle, el primer monumento antiguo de Aosta en acoger al visitante es el puente romano que cruza el antiguo cauce del arroyo Buthier. El puente da nombre al barrio oriental de la ciudad, denominado Del Pont de Pierre, es decir, barrio del puente de piedra. Paralelo a Corso Ivrea y cercano al Arco de Augusto, el puente está perfectamente conservado y es todavía transitable, aunque durante la Edad Media el arroyo Buthier varió su cauce y sus aguas ya no discurren bajo la única arcada de lomo de caballo del puente, de 17,16 m de apertura. De unos 6 metros de ancho, fue construido durante el dominio de Augusto con bloques de piedra, según los habituales modelos romanos.