Inaugurado en 1990 en el parque de la residencia, el jardín botánico del Castillo Saboya se constituye por una serie de arriates rocosos donde florecen plantas de ambiente alpino, tanto locales como procedentes de otras partes del mundo, elegidas por sus pregio ornamental.
Entre otras plantas, florecen allí el Lirio llorón (Lilium martagon), el Rododendro (Rhododendron ferrugineum), la Edelweiss o Flor de las nieves (Leontopodium alpinum), el Calderón (Trollius europaeus), la Aguileña (Aquilegia alpina), la Árnica (Arnica montana), las varias Siemprevivas (Semprevivum montanum y S. Arachnoideum), la Genciana (Gentiana sp.), la Saxífraga (Saxifraga sp.) y la Adelfilla (Epilobium angustifolium), muy difundida cerca de los senderos y a orillas del Lys.
El jardín está abierto todo el año (puede visitarse durante las horas en que el castillo permanece abierto), pero se aconseja visitarlo en los meses de julio y agosto, para poder disfrutar plenamente del espectáculo de colores y perfumes que sus flores ofrecen.