La capilla de Saint-Pantaléon se encuentra un poco más abajo del paso con el mismo nombre, entre unos pinos y a lo largo del camino de herradura que sube desde la cuesta de Torgnon. Es un lugar recatado y silencioso, donde todavía se respira la intensidad de la devoción popular. El edificio actual data de los años 1845-1847, pero se encuentra el un sitio que ya acogía un oratorio, posiblemente realizado como agradecimiento después de la peste de 1630.
La fachada, aunque marcada por el tiempo y los grafitos, guarda unas huellas de las pinturas realizadas por el pintor Avondo. Dedicada a uno de los santos auxiliadores más venerdos, la capilla siempre ha sido un punto de referencia para los que buscaban protección a lo largo del camino o una simple parada de reflexión en la naturaleza. Una destinación perfecta para un paseo entre fe, historia y paisaje.