La castaña del Valle de Aosta, un producto de pequeñas dimensiones pero de gran calidad, es extraordinariamente sabrosa y disfruta siempre de un papel muy destacado en la gastronomía local; ingrediente primario para la preparación de muchas espcialidades, es el acompañamiento tradicional de los famosos embutidos típicos (panceta y motzetta), se sirve en sopas y menestras, se acompaña de mantequilla y leche de montaña, y, sobre todo, es apreciada como dulce:glaseada, en confitura, con nata montada o con chocolate.

Este sabroso fruto de otoño se encuentra principalmente en la zona comprendida entre Châtillon y Pont-Saint-Martin y en la entrada del Valle del Lys, donde se concentra el 80% de los castañedos de la región. Con frecuencia, las castañas se secan para poder consumirlas más tarde durante el año entero.

La cooperativa Il Riccio, cuya sede se encuentra en el pueblecito de Lillianes, se ocupa de las distintas fases de recogida, transformación, conservación (sin tratamiento de ningún tipo) y comercialización del fruto, y produce, además, castañas carameleadas con miel o grappa, harina o la deliciosa crema de castañas.