Descripción del recorrido

Viniendo en automóvil desde Aosta, la Côte de Gargantua es claramente visible desde la carretera de Envers (carretera de conexión entre los municipios del fondo del valle situados en la vertiente derecha orográfica de la Dora Baltea). En la rotonda de Pont-Suaz, tomar la carretera regional a la derecha dirección Gressan. Los itinerarios que conducen al descubrimiento de la reserva parten de diferentes puntos, este itinerario parte de la fracción de Clapey. Al llegar a la rotonda del municipio se toma la carretera que sube a la izquierda, se sigue por unos dos kilómetros y se deja el vehículo en el pequeño aparcamiento (7 plazas) a la derecha de la fracción Clapey.
Luego tomaremos el camino peatonal que desciende a la izquierda, a la altura del letrero de madera de Clapey, cruzaremos el pequeño pueblo, tomaremos el sendero de la reserva que asciende escarpado a la derecha. Al comienzo del sendero, los paneles cuentan la historia de la reserva y la leyenda de las hadas.
El ascenso por el lado de la morrena es bastante empinado, pero muy breve y llega a la cresta de la cumbre. A la derecha, el sendero llega a un atril con una lámina de mármol en la que está grabada una música. La obra forma parte del proyecto “El silencio es la voz de las Hadas” colocado en estos lugares por la artista Giuliana Cunéaz. Yendo a la izquierda y caminando sobre la cresta, desde la cual se puede disfrutar de un vasto panorama sobre toda la llanura de Aosta y las montañas circundantes hasta los castillos de Sarre y Saint-Pierre, se llega a la cruz. A partir de aquí comienza el descenso, a veces empinado, hacia la aldea de Fontaine. Hay dos posibilidades para volver al punto de partida: un sendero en medio de la morrena y otro en la base. Si se toma la primera bifurcación a la derecha, no señalada por ningún cartel, el sendero sube en diagonal hacia el atril, si en cambio se sigue bajando se encuentra un cartel amarillo con la señal del Camino Balteo. Al girar a la derecha, el sendero se torna totalmente llano, atraviesa un bello bosque de robles, fresnos y pinos silvestres y recorre toda la base de la morrena hasta desembocar en una carretera asfaltada. Hay que recorrerla hasta el final y después tomar el sendero que sube empinado a la derecha y volver al punto de partida.