El edificio, situado en la carretera que baja hacia Flassin, levantado entre los siglos X y XI, fue donado en 1137 por Amadeo III de Saboya a los Canónigos del Hospicio del Gran San Bernardo, que lo utilizaron como puesto de espera y granja dependiente del mismo hospicio.
El edificio, que continúa siendo propiedad de los canónigos del Gran San Bernardo, acabó por convertirse también en un hospicio para los caminantes que atravesaban la colina.
Hoy, Château Verdun alberga, además de algunos canónigos, a particulares y grupos interesados en períodos de estudio, reflexión o reposo, y es sede de algunos encuentros científicos.
El edificio, de planta cuadrada con el característico tejado de cuatro aguas, posee objetos de notable interés. Los locales subterráneos presentan valiosas bóvedas de cañón y de crucería.